Para mejorar su autoestima la actitud de la familia y del contexto en estas situaciones debe ser comprensiva, amable y dialogante. La comunicación es imprescindible en estos momentos. Deberemos intentar ponernos en el lugar del niño y comprender su situación.
En primer lugar nunca deberemos amenazar con la retirada del amor. Es importante que el niño se sienta querido SIEMPRE, a pesar de los actos o conductas que cometa. Deberemos hacerle entender que lo que no nos gusta de lo que ha hecho es su conducta y no él en sí mismo. Esto es importante, porque la conducta es un acto que puede ser modificado, pero la persona no puede modificarse, por lo que es necesario que entienda que su comportamiento es el incorrecto y debe ser modificado. Nunca deberemos decirle que no le queremos o le vamos a dejar de querer por lo que ha hecho. (Es necesario distinguir entre “eres un tonto” y “has hecho una tontería”).
Es necesario mostrarle nuestro apoyo incondicional, haga lo haga, diga lo que diga. Siempre vamos a estar con él, porque el niño es una persona maravillosa, sin embargo habrá que explicarles qué conductas son correctas y cuáles incorrectas, y así se comporte de la forma más adecuada.
Hacerles ver con acciones, no sólo con palabras, que les queremos, siendo consecuentes con nuestras palabras, y actuar demostrando a los niños que son queridos por todos. Ésta será la mejor manera de conseguir que su autoestima aumente y compense otros déficits que puede tener como pueden ser los problemas escolares y de conducta en algunos casos.
Reforzarles las conductas positivas es una de las estrategias que más funcionan con los niños con TDAH. Se debe procurar reforzar y elogiar con recompensas (verbales, conductuales o materiales) todos los pequeños progresos que van realizando. No hay que olvidar que estos niños realizan un esfuerzo mucho mayor que los demás niños para conseguir resultados iguales o incluso peores. Además debemos ser conscientes también de que muchos de los errores que cometen son causados de forma accidental debido a su trastorno.
Mirar al niño demostrándole que nos importa, situarnos a la altura del niño y mirarle a los ojos siempre y cuando queramos llamar su atención, ya que muchas veces se distraen con otros estímulos que surjan en ese momento y la atención que había fijado en nosotros, se perderá. Fijar la mirada permite el aumento de concentración en el niño, a la vez que le proporcionará seguridad si se le demuestra con una sonrisa o un gesto bonito que le queremos y nos importa.
Para que los niños no asocien la corrección con un fracaso, es importante que las correcciones se produzcan en privado, de forma que esos fracasos que él se atribuye no se hagan públicos. Corregirles en público causaría una mayor humillación delante de los demás, que derivaría en posibles burlas y como consecuencia, una reducción en su autoestima. Corrigiendo en privado se anima al niño con TDAH a seguir realizando las tareas aunque le supongan un mayor esfuerzo, ya que pensará que son actuaciones que se pueden corregir y que no le ridiculizan con respecto a los demás.
Respetar la privacidad del niño: Hablando sobre sus problemas con otras personas, ridiculizarle delante de los demás por sus fallos, hacer más hincapié en sus limitaciones y no en sus virtudes, comparar el comportamiento del niño con el de su hermano u otros compañeros, hacer uso de insultos o vejaciones haciendo referencia a las capacidades del niño, derivará en una disminución clara de su autoestima. Quizás estos son los aspectos que más debemos cuidar si queremos garantizar una buena autoestima en los niños con TDAH. Además muchas de estas conductas citadas se realizan en muchas ocasiones sin intención, por ello será importante ser conscientes de estos aspectos para poder evitarlos en la mayor parte de las ocasiones.
Adaptarnos a sus necesidades y enseñarles a adaptarse a las necesidades de los demás. Es fundamental saber que estos niños tienen unas limitaciones por su trastorno por lo que debemos adaptarnos a sus capacidades y por tanto, a sus necesidades. Sin embargo, tampoco debemos olvidar que viven en una sociedad y también ellos deben aprender a adaptarse al medio social que les rodea. Este hecho merece especial atención, ya que desde este trastorno siempre se les exige a los demás adaptarse a las necesidades del niño, sin tener en cuenta que el niño indudablemente se mueve en un ambiente determinado al que deberá adaptarse si quiere mantener una buena interacción con el mismo.
Evitar las comparaciones con sus iguales, hermanos, amigos, compañeros. La comparación con otras personas para señalar alguna conducta errónea del niño con TDAH, es una clara humillación que le lleva a sentir que siempre es él el que realiza todas las tareas mal, mientras que los demás siempre las hacen bien. Evitando comparaciones favoreceremos a que no vea los errores como algo negativo y a no asimilarlo como un fracaso.
Evitar relacionar la valía personal con la conducta disruptiva: Intentar evitar asociar las conductas negativas con la propia persona, sino que siempre hay que relacionarlo con la conducta de la misma. Es muy distinto decir: “Está conducta está mal” que “Eres malo” ó “Has cometido una tontería” a “Eres tonto”. Lo primero se atribuye a la conducta la cual es modificable, mientras que la segunda se refiere a la persona y no se podría modificar.
Que perciba que se le escucha y que su opinión nos importa: Aquí seguiríamos haciendo hincapié en demostrarle que le queremos, que sus opiniones son igual de valiosas que las nuestras y que las de los demás. Es importante en estos niños que se les preste mucha atención cuando nos quieran contar algo, ya que muchas veces las causas de una conducta disruptiva provienen de una forma de llamar nuestra atención. Si le prestamos la suficiente atención que el niño requiere conseguiremos que muchos de sus actos se vean disminuidos y en algunos casos, erradicados. Si por el contrario, no se le escucha ni se le tiene en consideración, favoreceremos a que las conductas disruptivas se sigan produciendo, al igual que afectará a la autoestima.
Juzgar de un modo realista su conducta, es decir, no exigir más de sus posibilidades. Nos referimos al hecho de reconocer las limitaciones que tienen los niños con TDAH (que son diferentes en cada uno de los niños) y no exigir nunca por encima de aquello que son capaces de hacer. Para ello, será importante dedicar un tiempo importante a observar cuáles son esas limitaciones y ver posteriormente como se pueden ir paliando.
Elogiarle o reforzarle verbalmente tiene efectos muy positivos en los niños con TDAH.
Enseñarle a aceptar los sentimientos negativos y ayudarle a que los exprese: saber mostrar los sentimientos y aprender a controlarlos mejorará enormemente la calidad de sus relaciones y como consecuencia autoestima.
Evitar frases que le hagan sentirse culpable, como “Me matas a disgustos” así como etiquetas de “Malos”,”Tontos”.
Dedicarle tiempo: Todos los niños con TDAH necesitan la atención constante por parte de los demás, por lo que es fundamental dedicarle un periodo de tiempo específico para él. Sería aconsejable buscar un momento del día en el cual compartamos un tiempo con él. Podemos aprovechar la realización de algún hobbie o incluso únicamente buscar un rato para hablar con él. Debemos evitar que el único tiempo que dediquemos al niño sea la hora de los deberes, ya que los niños asociarán que únicamente sus padres les atienden en ese momento del día, así que solicitarán constantemente la atención de los padres en los demás momentos.
Enseñe a su hijo a descubrir en qué es bueno: Destaquemos siempre sus virtudes, y dejemos de sacar a la luz solamente sus debilidades. Hay que enseñarles que nadie es bueno en todo, sino que cada persona tiene unas habilidades que tiene que desarrollar y potenciar. Aunque siempre habrá que trabajar también las debilidades. Potenciar sus virtudes creará en el niño una mayor seguridad y confianza que hará que aumente su autoestima.
Acepte a su hijo e intente que sea consciente de su aceptación. Para ello será importante que tome conciencia de sus limitaciones, de cómo puede paliarlas, de sus virtudes y cómo puede potenciarlas.
La autoestima es vital para las personas. Con la consecución de estas pautas podemos conseguir que nuestro hijo supla sus carencias y limitaciones, y tenga un autoconcepto y una autoestima saludable.