Atentos a ciertos síntomas
Uno de los factores que influyen en la evolución positiva de un niño que presente este trastorno es la detección temprana del mismo.
Trinidad Bonet, Yolanda Soriano y Cristina Solano, en su libro Aprendiendo con los niños hiperactivos, señalan las características del TDA-H en cada etapa de la vida, lo que puede resultar de gran ayuda para identificar la presencia de este trastorno.
- Temperamento difícil.
- Problemas en su crianza, alimentación y sueño.
- Agitación motriz incluso dormidos.
- Mala adaptación a situaciones nuevas.
- Reacciones negativas y desproporcionadas ante estímulos ambientales.
- Problemas en el desarrollo del lenguaje.
Educación infantil:
- Niños activos e inquietos en exceso.
- Problemas para adquirir hábitos.
- No asimilan la información dada, no saben seguir instrucciones o normas, por lo que con frecuencia se les confunde con niños desobedientes.
- Juegos inmaduros.
- Sufren accidentes con frecuencia.
Educación primaria:
- Se acentúan los problemas de atención.
- Dificultades en el aprendizaje.
- Bajo rendimiento académico.
- Incapacidad para seguir instrucciones y normas.
- No aprenden de su experiencia.
- Agresividad.
- Problemas en la integración social.
- Baja autoestima.
- Poca tolerancia a la frustración.
Adolescencia:
- Continúan las dificultades académicas.
- Poco autocontrol.
- Mal comportamiento.
- Baja adaptación social.
- Problemas emocionales.
- Puede aparecer sintomatología depresiva.
Edad adulta:
- Las dificultades continúan, pero de forma menos visible.
- Destacan los problemas de concentración e impulsividad.
- Dificultades para organizar su tiempo.
- Precisan de otras personas que supervisen las tareas que realizan, por lo que su progresión educativa y laboral suele ser más lenta.