TDAH y consumo de sustancias: Dos caras de una misma moneda

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es una alteración compleja del neurodesarrollo que se instaura a edades tempranas y que, en muchos casos, suele mantenerse durante toda la vida. Se estima que un 75% de los niños con TDAH seguirá con los síntomas al llegar a la adolescencia y un 50% los mantendrá hasta la adultez. Sin embargo, más allá de los síntomas, que se pueden controlar con el tratamiento farmacológico o terapéutico adecuado, lo peor son las consecuencias a nivel personal, social y académico que sufren estos niños.
De hecho, se ha apreciado que los niños con TDAH suelen ser más propensos al fracaso escolar, por lo que muchas veces no pueden culminar sus estudios. Además, tienen dificultades para mantener relaciones sociales asertivas y en muchos casos les cuesta conservar sus amistades. A esto se le suma una conducta impulsiva que suele ser motivo de conflictos o malas decisiones que ponen en riesgo su seguridad. Aunque estas no son las únicas consecuencias negativas de tener TDAH, varios estudios también han relacionado este trastorno con una mayor vulnerabilidad al consumo de sustancias en la adolescencia y la adultez.

Las cifras del TDAH y el trastorno por consumo de sustancias

Las estadísticas indican que las personas con TDAH presentan un mayor riesgo de desarrollar un trastorno por uso y dependencia de sustancias. De hecho, algunos estudios que han analizado la comorbilidad entre ambos trastornos han encontrado mayores tasas de consumo y dependencia de sustancias en quienes tienen TDAH que en quienes no padecen esta alteración. Uno de estos estudios halló que el 52% de los niños diagnosticados con TDAH desarrollaba el trastorno por consumo de sustancia en algún momento de su vida, mientras que en el resto de los niños sin TDAH ese riesgo era solo del 27%.

Otra investigación realizada en adultos desveló cifras similares: entre un 32% y un 53% de las personas diagnosticadas con TDAH también presentaron un trastorno por consumo de alcohol mientras que entre un 8% y un 32% presentó un trastorno por consumo de otras drogas. Asimismo, en otros estudios realizados con pacientes que asistieron a consulta por problemas derivados del consumo de alcohol o cocaína, se encontró una mayor prevalencia del TDAH respecto al resto de la población.

De hecho, se estima que entre el 31% y el 75% de los pacientes con un trastorno por dependencia al alcohol cumplen con los criterios diagnósticos del TDAH.

3 factores de riesgo del TDAH y el trastorno por abuso de sustancia

1. Mecanismos neurobiológicos

Se conoce el TDAH y las conductas adictivas comparten alteraciones comunes en el circuito cerebral de recompensa que regula la conducta y el control de los impulsos.Ambos trastornos también comparten un desequilibrio en la producción de adrenalina y noradrenalina, dos neurotransmisores vinculados con el nivel de alerta, la atención selectiva y la reacción instintiva, lo cual explica por qué tienen conductas disruptivas, responden impulsivamente y les cuesta controlar sus emociones y la adicción.

2. Deterioro en las relaciones sociales

Tanto las personas que padecen TDAH como quienes tienen un trastorno por abuso de sustancias presentan dificultades en sus relaciones familiares e interpersonales. En ambos casos,suelen aparecer problemas para relacionarse con los demás, por lo que son más vulnerables a la soledad y el aislamiento. Además, se conoce que los problemas sociales secundarios al TDAH pueden convertirse en un factor de riesgo que aumenta la vulnerabilidad a padecer un trastorno por abuso de sustancia.

3. Tratamiento farmacológico

Una de las teorías más aceptadas sobre la relación entre el TDAH y el trastorno por abuso de sustancia indica que el tratamiento farmacológico recomendado para hacerle frente a los problemas emocionales y de autocontrol en la hiperactividad puede aumentar la vulnerabilidad a padecer un problema de consumo de sustancia. Sin embargo, también se conoce que el tratamiento farmacológico que se utiliza en algunos casos para regular el abuso de sustancias puede convertirse en un importante factor de riesgo para ambos trastornos y afectar la capacidad atencional de quienes lo consumen.