Casi un tercio de los niños de Estados Unidos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) fueron diagnosticados antes de los 6 años de edad, aunque no hay muchas pruebas válidas para respaldar el diagnóstico en niños tan pequeños, muestra un informe reciente del gobierno federal.
Es difícil determinar si los resultados muestran un diagnóstico excesivo de TDAH o no, dijo Joel Nigg, director de la división de psicología de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón, en Portland.
“Aunque las directrices y la instrumentación para el diagnóstico en niños de preescolar, por ejemplo, son más flojas, la afección en sí es del desarrollo, y se anticipa que exista en la edad preescolar”, dijo Nigg, que no participó en el estudio. “Así que muchos de esos diagnósticos en niños pequeños podrían ser válidos”.
Los síntomas del trastorno común incluyen:
1. Falta de atención
2. Conducta impulsiva
3. Hiperactividad, que pueden afectar la capacidad de aprender de un niño.
El estudio fue realizado por Susanna Visser, investigadora del Centro Nacional de Defectos Congénitos y Discapacidades del Desarrollo de Estados Unidos, y publicado el 3 de septiembre en un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Entre los niños diagnosticados antes de los 6 años, un padre u otro familiar fue el primero en preocuparse sobre la atención o la conducta del niño en tres de cada cuatro casos, hallaron los investigadores.
Poco más de la mitad de los niños con TDAH recibieron el diagnóstico de un pediatra general o médico de familia. Apenas una cuarta parte de los niños diagnosticados antes de los 6 años habían acudido a un psiquiatra para su diagnóstico, pero los niños tenían incluso menos probabilidades de recibir su diagnóstico de un psiquiatra a medida que crecían.
“Una de las cosas más sorprendentes es que la mayoría de proveedores de hecho intentan seguir las directrices: intentan utilizar escalas de calificación y obtener información de informantes múltiples, como los maestros, además de los padres”, apuntó Nigg
“El diagnóstico excesivo presenta una serie de problemas, incluyendo un mal uso de la etiqueta del TDAH si, de hecho, otro problema conductual o psiquiátrico es la causa del síntoma”, advirtió Fisher. “También podría conducir a que esos niños se mediquen en exceso”.
Tanto Fisher como Nigg sugirieron que no es de sabios apresurar un juicio sobre el TDAH si un niño en edad preescolar parece particularmente bullicioso o difícil de manejar.
“Los niños se desarrollan con rapidez a esa edad, y muchos niños de 4 años que parecen tener una hiperactividad excesiva tienden a estabilizarse durante el importante cambio en el desarrollo que ocurre entre los 4 y los 6 años”, dijo Nigg. Pero añadió que, a veces, la situación puede volverse demasiado grave como para esperar a que pase.
“En casos en que el niño no pueda aprender, no pueda participar en las actividades grupales o preescolares, o en que se esté desarrollando una relación negativa entre el padre y el niño, entonces una evaluación y una intervención profesionales probablemente estén indicadas”, añadió Nigg.
Los padres podrían tener varias opciones, dijo Fisher.
“En primer lugar, los padres podrían considerar las clases de crianza para ayudarles a manejar la conducta difícil o indisciplinada”, planteó Fisher. “En segundo lugar, si hay antecedentes familiares de TDAH u otros trastornos de la conducta infantil, un profesional calificado (como un psicólogo, psiquiatra o neurólogo) debe realizar pruebas neuropsicológicas”.