Cómo comunicarse con el profesor de un niño hiperactivo

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Para conectar con el profesor y construir algo positivo con su ayuda es necesario partir de la imagen que el profesor tiene de nuestro hijo/a. Sea ésta  realista o no, similar a la que tenemos nosotros o muy diferente, el profesor tiene una idea sobre cómo es nuestro hijo/a, sobre lo que le sucede y sobre lo que es necesario hacer para ayudarle. Y es muy importante conocerla por varios motivos:

  • Necesitáis saber de dónde parte el profesor para poderos comunicar con él.
  • Debéis estar abiertos a aceptar que, aunque os duela, hay aspectos en los que el profesor puede tener razón.
  • Puede ser el único modo de conseguir que cambie su visión en aquellos aspectos en los que pueda estar equivocado.  Por ej: Si no estamos de acuerdo en algo debemos convencerle de que ese algo no es cierto, pero de una manera más o menos indirecta (porque decirle directamente que “eso no es cierto” es lo mismo que decirle “usted está mintiendo”. Una buena forma de hacerle caer en la cuenta de que no es así sería plantear las cosas partiendo de su propio punto de vista: “Es posible que, como dice usted.. yo lo que hago es lo siguiente por ejemplo.. no sé si lo hice correctamente, ¿cree que debo controlarlo de otra manera? Quizá si le exponéis la situación sin enfrentaros a sus opiniones, él tenga en cuenta matices que hasta ahora no contemplaba. Necesitamos aproximarnos a su punto de vista, y debemos hacerlo de forma abierta, objetiva y sin juicios previos. Para ello, tendremos que tomar cierta perspectiva de la situación, alejarnos para que “los árboles no nos impidan ver el bosque”, y aceptar también que este proceso puede llevar algún tiempo.
  • Necesitáis saber la visión que tiene el profesor de vuestro hijo/a para poder ver cómo encontrar puntos de encuentro de trabajo conjunto con él. Fijaros que la intención no es conocer su visión para intentar modificarla, sino para buscar puntos de acuerdo sobre cómo ayudar al niño en situaciones concretas.

 

Algunas pautas y consideraciones:

  • Describid con la mayor objetividad posible las características de su profesor/a, así como sus ventajas y desventajas. No os dejéis llevar por prejuicios, por su aspecto, por la fama que ha tenido hasta entonces o lo que habéis oído comentar de él/ella.
  • Elaborad una lista con la información objetiva que tenéis y que pudiera daros pistas sobre cómo el profesor puede estar viendo a vuestro hijo/a en estos momentos (quejas a la hora de recogerlo, comentarios de otros padres, notas de la agenda (método no recomendable de comunicación con el profesor, sobre todo si son aspectos negativos que el niño puede leer) o partes de disciplina.
  • Acordad entre vosotros quién de los dos padres es el más adecuado para acudir a las entrevistas con el profesor. En ocasiones puede ser que el más conveniente sea el padre y en otras la madre, quizá porque el profesor no le ha visto muy a menudo, porque crees que puede sentirse más cómodo o tomarse más en serio la figura de un varón o de una mujer o bien porque uno de los dos es más templado y diplomático que el otro.
  • Pide una cita (uno de los dos) con el profesor y prepárate para el primer contacto, escucha todo lo que el profesor tiene que decirte. No vayas con la idea de “dar”, de contarle cómo es tu hijo/a y darle lecciones sobre cómo debería ayudarle. No es el momento, deja las emociones en un segundo plano y limítate a recoger información. Hazle saber que quieres poner todo tu esfuerzo a su disposición (en lo positivo y en lo negativo) para lo que necesite, preguntándole cómo le ve, qué problemas concretos tiene con tu hijo/a en cada área y qué cosas concretas cree que puedes hacer desde casa para ayudarle. Ábrete sinceramente a su opinión, no te pongas a la defensiva, no adelantes acontecimientos y no le juzgues. Y tampoco te sientas decepcionado/a si no sacas mucho en claro. Algunos profesores exponen en pocos minutos y muy claramente cómo ven a los niños, qué dificultades perciben y qué es lo que desean que se haga en casa, mientras que otros se limitan a quejarse de forma desdibujada, sin ser capaces de concretar pautas de actuación. Aun así, trata de recoger información lo más completa posible respecto a:
  • Su comportamiento en general en el centro (pasillos, comedor, patio.)
  • El rendimiento y las dificultades en cada materia.
  • El grado de autonomía que observan cuando debe prestar atención y trabajar en clase.
  • Las relaciones con los profesores.
  • Las relaciones con los compañeros.
  • La imagen que puede mostrar de sí mismo, su autoestima y su estabilidad emocional.

Ten cuidado de no convertir la entrevista en un interrogatorio (puede sentirse juzgado). Será menos violento si te excusas diciendo que el terapeuta que lleva a tu hijo/a te ha pedido que le hagas algunas preguntas concretas, y que estás tomando nota para saber transmitirle bien su opinión como profesor/a.  No te preocupes si la entrevista no te ha parecido muy productiva, se trata de un primer contacto.

  • Completad la lista con la descripción de vuestro hijo/a y las posibles soluciones que plantea el profesor/a. No os desaniméis si sentís que vuestro hijo/a es un verdadero desconocido para su profesor/a, suele pasar que en la segunda cita los padres se dan cuenta de que las preguntas de la primera han tenido efecto y que el profesor/a parece ahora haber observado más al niño y haber recogido más información de otros profesores.
  • Plantearos en serio poner en práctica lo que el profesor demanda de vosotros, incluso aunque tengáis la impresión de que las medidas que os ha recomendado no vayan a ser efectivas. Si funcionan estaréis en el buen camino y si no, le habréis demostrado que estáis abiertos a colaborar.
  • Tratad de completar la lista de posibles soluciones a cada problema. Lo mejor es sentarse con el terapeuta que lleva a vuestro hijo/a para ver qué planteamientos son los más adecuados, a qué medidas debemos dar prioridad en cada momento y cómo llevarlas a la práctica. La lucha es larga y desgastante, pero los grupos de apoyo de las asociaciones de padres o fundaciones pueden ayudar mucho en este sentido. Recuerda que no sois las únicas personas que han pasado o están pasando por esto.
  • No olvidéis que en vuestra lucha privada os interesa conseguir lo mejor para vuestro hijo/a colaborando con el centro educativo. Exigir con rigidez, esgrimir sus derechos (por muy válidos y justos que sean) y tratar de imponer medidas al centro nunca funciona. Centraros más en ganar con paciencia pequeñas batallas que en intentar dar un escándalo, y si veis la lucha demasiado grande o poco fructífera, quizá sea mejor que os plantees un cambio de centro.
  • Dosificad la información, los profesores son algunos de los profesionales más saturados, tienen clases que preparar, informes que emitir, ejercicios que corregir, etc. Pedid siempre cita con antelación  y poneros a su disposición, agradeciendo siempre las atenciones que tiene con vuestro hijo/a (incluso aunque al principio te parezcan inexistentes).
  • Procurad que con vuestra actitud el profesor no tenga la sensación de que “vais de entendidos”, que dais por hecho que él no sabe del tema, que no conoce bien al niño o que no está interesado.
  • El sistema educativo, el colegio y los profesores se adaptarán en la medida de lo posible a las necesidades de vuestro hijo/a pero no obstante los padres deberán trabajar para dotar de herramientas a sus hijos para que así dependan menos de los demás y como padres tenéis más posibilidades de control sobre lo que hacéis con vuestro hijo/a que posibilidades de influencia sobre el colegio, los profesores o el sistema.

Recordad que para ayudar a vuestro hijo/a tenéis que encontrar puntos de entendimiento con el profesor. Antes de entrar en la entrevista, el que vaya a entrar debe pensar: ¿lo que voy a decirle al profesor servirá para que entienda mejor a mi hijo/a?, ¿mejorará la relación que tiene con él/ella o la percepción que él/ella tiene de nosotros como padres?. La respuesta a esta pregunta os ayudará a saber qué debéis y qué no debéis decir en cada momento y cómo debéis hacerlo.